‘‘Envenena
el río y el río te envenenará a ti’’. El significado de esta cita se extiende más
allá del campo de la ecología hidrológica: pretende ser una llamada a la
concienciación sobre los graves problemas que sufre la Tierra y cómo las
actuaciones negativas que sobre ella ejerzamos acabarán repercutiéndonos a
nosotros mismos. Siempre es así. Se repite el ciclo. Contaminarás el agua, y
luego tendrás que beberla. Talarás el bosque, y luego anhelarás la sombra.
Esta breve introducción ‘‘literaria’’ es el
mejor argumento para presentar el tema de la deforestación de las masas
boscosas.
Con la génesis de la Tierra y los diferentes
tipos de ambientes que en ella se alojan, afloraron fuentes biológicas
continuativas del proceso de creación de vida y regenerativas como refuerzo y
sustitución de aquellos elementos que degenerasen. Así es como todo el planeta
alberga recursos que mantienen el equilibro de la Naturaleza y de los que todos
los seres vivos sacan provecho. Podríamos citar el mar, y reconocer cómo las
especies animales que allí conviven, los peces, moluscos o crustáceos, están
adaptados al ecosistema marino, su hábitat, y en él desarrollan sus funciones
vitales, de él obtienen alimento; por lo tanto, hacen uso de sus recursos.
El problema aparece cuando alguno de esos
seres sobreexplota los recursos e incluso los destruye. He aquí que nos topamos
con el ser humano.
Es cierto que la Tierra por sí sola realiza
procesos de formación, destrucción o transformación de relieves y climas, pero su
desarrollo se lleva a cabo en periodos de tiempo del orden de millones de años.
Sin embargo, la incidencia del hombre en el medio natural ha acelerado estos
procesos y el desequilibrio que esto supone para todo el orden de la Naturaleza
se mide en catástrofes naturales, extinciones y escasez o agotamiento de
recursos.
Conocemos como deforestación al proceso por
el cual se destruye la cubierta vegetal de una zona. Una de sus causas son las
talas impulsadas por la industria maderera, por empresas para llevar a cabo proyectos
urbanísticos, políticas de infraestructuras para construir carreteras, puentes,
túneles o presas, o simplemente, agricultores que desean nuevas tierras.
Asimismo se producen incendios que devastan las superficies boscosas. Algunos
son el resultado de las altas temperaturas estivales o de tormentas eléctricas,
pero, mayoritariamente, es el hombre el que los provoca, sea intencionadamente
o no. Existen además otros factores negativos que influyen sobre la vegetación.
La lluvia ácida, por ejemplo. Este fenómeno tiene lugar cuando el óxido de
azufre y nitrógeno junto con el vapor de agua crean una solución ácida que
precipita sobre la superficie. Además de la incidencia directa que pueda
provocar exteriormente en hojas y tronco, su filtración al subsuelo supone la
destrucción de nutrientes esenciales como magnesio, calcio y potasio, de los
que árboles y plantas se alimentan. Como resultado, se vuelven ralos y
descoloridos, e incluso mueren. El aire y los humos contaminados de las urbes e
industrias producen el oscurecimiento de los troncos de los árboles en parajes
cercanos y los propios parques y jardines de las ciudades se ven afectados por
las campanas de contaminación que se acumulan sobre ellas casi cotidianamente.
La disminución de la capa de ozono, el filtro o escudo protector frente a
radiaciones de alta energía, hace que los rayos ultravioleta UV-B atraviesen la
atmósfera más fácilmente provocando efectos nocivos sobre el crecimiento de las
plantas. También la deforestación tiene como agente impulsor el sobrepastoreo
de las tierras menos fértiles a nivel agrícola pero de gran valor biológico.
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Incendio |
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Efectos lluvia ácida |
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Boina de contaminación sobre Madrid |
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Evolución agujero capa de ozono |
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Sobrepastoreo |
Como consecuencia de la deforestación, los
niveles de dióxido de carbono en la atmósfera aumentan debido a que ya no hay
organismos autótrofos que lo reutilicen en sus procesos de elaboración del
alimento. La acumulación de este gas potencia el efecto invernadero que, en
condiciones normales, retendría parte del calor irradiado por la tierra en una
refracción de la luz solar asegurando la estabilidad de la temperatura planetaria.
Pero ahora, en esta situación, actúa de sólida barrera a la emisión del porcentaje
innecesario y deriva por tanto en un calentamiento excesivo de la Tierra. El
cambio climático es una de las principales preocupaciones medioambientales de
las últimas generaciones. Parece que su proceso se aceleró con el desarrollo
industrial del siglo XIX, cuando miles de fábricas pusieron sus motores en
marcha y comenzaron a enturbiar la celeste cúpula de Europa. Ahora, millones de
chimeneas, calefactores y coches en el mundo contribuyen al alzamiento de las tasas
de emisión de gases GEI condenando un futuro de bienestar en armonía con el
medio. Muchas especies vegetales serán incapaces de adaptarse a las nuevas
condiciones climáticas, al menos, no con la rapidez a la que este cambio
avanza. Como resultado podrían extinguirse y la cadena trófica conduciría a la
desaparición de las especies animales que de ellas se alimentan. En última
estancia, nos hayamos nosotros, los hombres, seriamente perjudicados por esta
hecatombe de biocenosis.
Pero este no es el único problema relacionado
con la deforestación. El suelo también resulta dañado en ausencia de árboles y
plantas. Su función de sustentación del suelo así como ‘‘paraguas’’ en caso de
precipitación, es fundamental para impedir el deslizamiento y erosión de este.
Si la vegetación desaparece, aumenta la tendencia edáfica a sufrir este
problema. Se produce entonces desertificación debido a que se degrada la capa
fértil del suelo especialmente en áreas áridas y subáridas. La escasez de
precipitaciones de estas zonas hace que la tierra se resquebraje y adopte
formas propias de los desiertos.
Más evidente aún es el impacto visual que la
contaminación puede producir sobre un bosque, con árboles desnudos,
descoloridos y quebradizos. A esto puede sumarse la basura y desperdicios que
se acumulan en ellos: escombros, plásticos, botellas,…
Una vez vistas las repercusiones a nivel
medioambiental sería considerable abordar las relativas a la economía y a la
sociedad. El afeamiento de los paisajes desactiva el atractivo turístico de estas
zonas y muchas actividades desarrolladas en ellas dejan de ser rentables. A nivel
social, debemos remitirnos a aquellas tribus que todavía siguen viviendo en
lugares recónditos de las selvas tropicales como el Amazonas y que ven en
peligro su propia casa que, en realidad,
es la casa de todos.
¿Y España?
Es alarmante la situación que ha vivido
España este último año, ya que se han quemado 181.977 hectáreas de bosque en el
periodo enero-septiembre, equivalente a la extensión de la provincia de
Guipúzcoa, y más del 65% afectaron a espacios protegidos (Parques Nacionales,
Parques Naturales, enclaves Red Natura 2000 y Reservas Naturales). Antes de
analizar particularmente algunos de ellos, lanzamos el dato de que los
incendios forestales en 2012 superaron en un 154% al de los últimos cinco años.
Incendios en 2012 |
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Mapa probabilidad incendios |
El incendio del Parque de Garajonay (La
Gomera) se inició el 4 de agosto y calcinó 4000 hectáreas afectando
profundamente a amplias extensiones de bosque de laurisilva. Especies endémicas
como las palomas turqués y rabiche o el palmeral canario se vieron amenazadas
pero no sólo la vida natural sino también viviendas, sistemas de abastecimiento
de aguas y sistemas eléctricos. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO en 1986, este fósil viviente de un periodo geológico pasado, verdadero
pulmón de la isla, fue pasto de las llamas durante dos semanas.
En el Parque Natural del Alto Tajo, en
Guadalajara, zona de alto valor ecológico y complicada orografía, 1.200
hectáreas quedaron arrasadas en un enclave paisajístico esencial donde se
conservan intactos el 63% de los bosques debido a que estas zonas no son aptas
para la agricultura. El pino albar, el salgareño y todos los seres vivos propios
de este hábitat se vieron amenazados. Contaba además con un extenso sistema de
cañones y hoces fluviales único en Europa.
Uno de los incendios más tardíos, el de Santa
Cruz de Abranes, en Zamora, quemó, desde el 22 de septiembre, 850 hectáreas de
pinar, 1700 de matorral y 20 de pasto, amenazando la supervivencia del lobo
ibérico. Cierto es que este bosque estaba ya bastante degradado y se había
reducido a un 31% de su superficie potencial por el pastoreo y los cultivos.
Estos ejemplos ilustran la tragedia que cada
verano sufre la Península Ibérica. Miles de hectáreas son quemadas en
diferentes puntos del territorio, y el 96% de las veces son provocados por negligencias
y, por desgracia, muchos intencionadamente por gente sin escrúpulos. También
pueden verse motivados por la sustitución de especies autóctonas por otras de
mayor rendimiento económico pero que arden con más facilidad como el pino y el eucalipto,
que además modifican las propiedades del suelo, aumentando su acidez.
Pero aunque los incendios sean la causa
principal de la deforestación en España, se dan otras razones, como la tala.
Este problema no se desarrolla explícitamente
en España afectando a sus bosques ya que estos sólo se talan en el caso de
querer construir infraestructuras o urbanizar el territorio. El punto aquí está
en que España importa 50 millones de metros
cúbicos de madera al año. Nuestro país es un incentivador de la tala en los
países productores, un consumista que pervierte los espacios naturales de otras
zonas del planeta que quedan desprovistas de recursos naturales. Se trata de una infracción colectiva de todos
los países desarrollados sobre países proveedores como África o Sudamérica. La
demanda de esta materia prima a un ritmo que acabará destruyendo las reservas biológicas
como de hecho ya está ocurriendo en el
Amazonas, donde a cada minuto se talan lo equivalente a 8 campos de fútbol,
debe ser un peso de conciencia para Occidente, que ha de tomar partido y frenar
el desastre.
¿Cómo solucionarlo?
Está claro que la primera medida es la
prevención y de ello se encargan las brigadas forestales que de octubre a junio acondicionan los bosques para evitar incendios en verano, la época de mayor
riesgo. Sus labores de limpieza abarcan la
poda de árboles y arbustos que son triturados y la creación de cortafuegos.
Pero si esto no es suficiente o no se cumple y el incendio al final se produce,
el siguiente paso es la reforestación, que
consiste en plantar árboles en zonas donde se han eliminado.
Un
bosque puede regenerarse solo, pero tarda millones de años. A la hora de llevar
a cabo una repoblación es necesario realiza un estudio previo de la zona para
saber el tipo de especies que son más adecuadas, abogando siempre por las
autóctonas independientemente del aprovechamiento de su madera. Si forzamos la
adaptación a un territorio específico de otras especies sólo pensando en el
beneficio económico podríamos perjudicar los ecosistemas y la calidad de los
suelos.
España cuenta con uno de los mayores niveles de reforestación del mundo, sólo superados por China y, dentro de Europa, la media de repoblación es de un 2,19% frente a 0,51%. Sólo Suecia posee más extensión forestal que España.
España cuenta con uno de los mayores niveles de reforestación del mundo, sólo superados por China y, dentro de Europa, la media de repoblación es de un 2,19% frente a 0,51%. Sólo Suecia posee más extensión forestal que España.
Desde 1975 se
han plantado 10.074 millones de árboles lo que sobrepasa ampliamente las expectativas
del Plan Nacional de Repoblación de 1939. Sin embargo,
sabemos que los cambios en el ámbito medioambiental son constantes por lo que
las medidas exigidas por este plan se han quedado pequeñas para nuestros días y ha sido necesario reelaborarlas
en nuevos proyectos tanto comunitarios como estatales.
El Plan Forestal Español fue aprobado por
el Consejo de Ministros en Julio de 2002. Con un período de desarrollo de 30
años (2002-2032), conjuga en su política
forestal la sostenibilidad y multifuncionalidad de los espacios arbolados, la
cohesión territorial y ecológica y la invitación a toda la sociedad a
participar en la elaboración de programas y estrategias para la gestión de los
montes. Se plantean 150 medidas de las que destacamos algunas de ellas:
o Establecimiento de Planes de Ordenación
de Recursos Forestales como instrumentos de planificación forestal a escala
comarcal. Impulso de la gestión forestal sostenible a través de la ordenación
de montes.
o
Actuaciones de restauración
hidrológico-forestal enmarcadas en un Programa de Actuaciones Prioritarias.
o
Integración de la conservación de la
biodiversidad en la gestión forestal. Directrices y modelos de gestión en
espacios forestales de la Red Natura 2000.
Como objetivos,
prevenir la erosión y degradación de los suelos, fomentar un uso recreativo
responsable de los espacios, mejorar los sistemas de actuación frente a
incendios, enfermedades, plagas y contaminantes y endurecimiento de las penas
para los responsables de los incendios.
La correcta
administración y gestión de los bosques es también competencia de las distintas
comunidades autónomas que elaboran proyectos paralelos a las planificaciones estatales
para preservar sus respectivos espacios naturales, fortaleciendo la lucha
contra la destrucción forestal y procesos derivados como la desertificación. La Red
RESEL (Red de Estaciones experimentales de Seguimiento y Evaluación de la
Erosión y la Desertificación) dentro del proyecto
LUDCEME puesto en marcha en 1981
tras la Conferencia de Nairobi, está
compuesto por una serie de campos experimentales representativos de los
diferentes paisajes erosivos de España.
En estas áreas se han llevado a cabo experimentos con la finalidad de
conocer la respuesta de los ecosistemas ante la sequía y la desertificación.
El 17 de junio de 1994, en París, fue aprobada la Convención de
las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CLD).
Este Tratado Internacional es de obligado cumplimiento para nuestro país que ha
de seguir las líneas marcadas por el Programa de Acción Nacional contra la
Desertificación (PAND) referentes
al estudio de los agentes causantes o agravantes de la erosión así como al
desarrollo del proceso en el territorio español.
La estrategia forestal de la UE basa su planificación en la cooperación
de los distintos estados miembros para coordinar las políticas activas en tres
niveles: la iniciativa comunitaria, la nacional y la europea. Propone la
necesidad de ampliar el campo de investigación en este tipo de amenazas
ecológicas, de conservar la biodiversidad mediante la Red Natura 2000 y mejorar la protección contra incendios y
contaminación atmosférica. Las
actuaciones que para la mejora medioambiental se puedan llevar cabo culminan
siempre en la necesidad de frenar la destrucción de los ecosistemas y la vida
terrestre en todas sus formas, de modo que, en última instancia, son las
directrices de las diversas cumbres del clima las que determinan las diferentes
políticas en las que todas las naciones del mundo han de enmarcar sus
planteamientos individuales.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqOM4JMzvYzTExp96WIWnrRxJEjDGHwT7pPpSfF7toRYsfKjze9A1_JdU7DS0Myv6TDsztnoXe_fZO5ZCah9Ppntigx7M0NGCfOm0mb-V4tOiXZ6baKBBmnns14ZcgSLzSmecV20Jn40_r/s200/doha.jpg)
La protección legal de los bosques recae sobre el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y
Marino (MARM) que debe incrementar el presupuesto destinado para las labores de reforestación
y fomentar la agricultura sostenible y
respetuosa con el medio.
Las campañas
de concienciación y sensibilización son enormemente trascendentales para transportar
a la población la gravedad que supone la contaminación y destrucción de los
bosques y para el arraigo de una conciencia ecológica y comprometida con el
medio ambiente. Se realizan actividades vinculadas a este tema entre escolares
para inculcarles el respeto al medio ambiente desde una edad temprana e impulsarlos
al reciclaje, la reutilización y la reducción y a la conservación del medio.
Desde el
grupo Antena 3 se ha creado en
colaboración con el canal NEOX Y Greenpeace
la campaña Hazte Eco. En la web, los ciudadanos participan activamente
dejando sus mensajes y denuncias. Se publican además artículos, reportajes y
consejos medioambientales. Algunas de las principales temáticas abordadas
por Hazte Eco son la contaminación
del aire en las ciudades españolas, las posibilidades de las energías
renovables, la importancia de no derrochar recursos naturales y los beneficios
del reciclaje, los riesgos forestales, el valor de la biodiversidad y los
compromisos nacionales e internacionales de protección del medio ambiente.
Diversas
organizaciones como Greenpeace, Ecologistas en Acción, o la WWF
(World Wildlife Fund o Fondo Mundial para la naturaleza) luchan día a día ‘‘for
a living planet’’, ‘‘por un mundo vivo’’.
La Red Mundial
de Reservas de la Biosfera de la UNESCO selecciona los lugares geográficos
representativos de los diferentes hábitats del planeta tanto terrestres como
marinos abogando en ellos por la
conservación y protección de la biodiversidad, el
desarrollo económico y humano, la investigación, la educación y el intercambio
de información entre las diferentes reservas.
Finalmente, todas estas medidas se completan
con la creación de espacios naturales protegidos. En ellos se armoniza el valor
biológico, geológico, la belleza paisajística y el aprovechamiento económico en
compatibilidad con la conservación. En estos espacios también se pretende proteger
a aquellas especies vegetales amenazadas
que en España se elevan a 1.221, 278 de las cuales se encuentran en peligro de
extinción y 308 en estado crítico.
REFLEXIÓN
Para terminar, me gustaría hacer referencia
de nuevo a la cita con la que iniciaba este trabajo: ‘‘envenena el río, y el río te envenenará a ti’’. Supongo que con
todos los datos expuestos acerca de las repercusiones negativas de la
deforestación es más que suficiente para comprender la importancia que tiene en
el equilibrio de la biosfera la vegetación.
Los bosques son los pulmones de la tierra,
nos proporcionan el oxígeno necesario para vivir reutilizando el CO2 y
contrarrestando así su efecto, albergan cantidad de especies animales y
vegetales adaptadas a estos hábitats, disminuyen la incidencia de la erosión en
los suelos, actúan de barrera de contención en caso de desbordamiento fluvial
(bosques de ribera) y son fuente de innumerables recursos aprovechables por
todos en un marco sostenible, por supuesto.
Existen, como hemos visto, muchos proyectos
tanto nacionales como internacionales y también comunitarios y comarcales que se
dedican al estudio y gestión del plano medioambiental pero a veces sus
normativas no son respetadas netamente.
España sostiene el patrimonio vegetal más
rico de toda Europa debido a su diversidad climatológica. Sin embargo, también
es el país europeo con mayor número de especies de plantas amenazadas y uno de
los más asolados por el fuego, sobre todo en verano. Pioneros en la
reforestación, aún queda mucho camino por recorrer.
Y
extrapolando esta cuestión al ámbito general, es entera la responsabilidad que
debemos ejercer sobre las complicaciones medioambientales que tildan la tierra.
Todo lo que hagamos en contra y perjuicio de ella, irá en contra y perjuicio de
nosotros. Así lo afirmó la sabiduría del
jefe indio Seattle: “Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los
hijos de la tierra”.
Desgraciadamente, muchas de estas catástrofes son el
resultado de la ambición económica de los hombres a quien no importa poner en jaque
la continuidad de la vida sobre la tierra por un quizá pedacito de ‘‘progreso’’,
o visto de otro manera, el lucro personal.
Deberían aplicarse el proverbio “Sólo
cuando el último árbol esté muerto, el último río envenenado, y el último pez
atrapado, te darás cuenta que no puedes comer dinero.”, también proveniente
de la sabiduría indoamericana.
Hemos comprobado que progreso y conservación no están
reñidos, pueden ir perfectamente de la mano. Políticos y organizaciones buscan las mejores vías para fomentar
el desarrollo económico, social y cultural a la par que se mantiene el
patrimonio natural.
Entonces, ¿a qué estamos jugando?
Adjunto el enlace de la sección ‘‘Deforestación’’ de la web del periódico El País donde se pueden encontrar noticias relacionada con el tema
y un magnífico fotoreportaje:
Dejó aquí tres vídeos: uno sobre el proyecto Hazte Eco de
Antena 3 y Greenpeace, otro con la
participación de José Mota y consejos para evitar incendios y el último como
una llamada de atención para un 2013 libre de llamas.
Bibliografía:
Esther Martín